El futuroComo forma musical, la rumba catalana está consolidada. Músicos de otras procedencias la han utilizado en los últimos años, casi como un ejercicio de estilo (ver Els Pets, Ossifar o Lax'n'busto, por ejemplo, recogidos en el CD antológico Rumba, rumbeta). Además, nuevas formas musicales mestizas la incorporan y se inspiran generosamente en ella (Manu Chao, Ojos de Brujo y toda la serie de grupos más o menos rumberos que han surgido en su estela por la región metropolitana de Barcelona...). Como expresión popular, la rumba se mantiene en su espacio propio: las fiestas, sobre todo las bodas, de los gitanos catalanes, que de hecho las utilizan para diferenciarse de los otros gitanos que viven hoy en Cataluña. Entre actuaciones en bodas o fiestas, algunas clases, bolos en estudios o con otras orquestas, hay músicos que sobreviven profesionalmente. Incluso ha ganado espacio en la cultura catalana más institucionalizada, en espacios de comunicación vinculados a las administraciones públicas en Cataluña (sala de conciertos l'Espai, TV3, Catalunya Ràdio, ICAT FM, BTV...), mientras que escuelas de música innovadoras como El Taller de Músics, situado en el Raval de Barcelona, la han incorporado a sus programas (la espléndida serie de 14 reportajes 'la rumba tomba' de BTV es un modelo a seguir) y las webs Ca la Rumba y de los amigos de la rumba catalana se consolidan a su servicio. El futuro está por tanto abierto. Depende de la creatividad y de la capacidad de los artistas, y sobre todo de la industria. Una industria que no ha mostrado tener mucha capacidad de iniciativa para impulsar una forma musical con raíces y mucho potencial: con mucho menos Jerry Masucci y Johnny Pacheco construyeron la Fania e inventaron la salsa en Nueva York. Pero nuevas iniciativas como el Rumba Club desde junio de 2007 y la asociación de Fomento de la Rumba Catalana FORCAT, que organiza una jornada rumbera cada año y otras actividades, muestran que el futuro no está escrito: lo hacemos día a día. |