Creado el 27/1/1999.
Más sobre Y Dios entró en La Habana:
1) Entrevista con el escritor
2) Reseña de Manuel Leguineche
3) Reseña de Margarita Rivière
4) Reseña de J.J. Navarro Arisa
5) Reseña de Ana Salado
6) Artículos de MVM sobre Cuba
|
|
La izquierda y la Revolución
JORDI GRACIA
El Periódico de Catalunya, 25 / 12 / 1998
    Con estos libros monumentales —el modelo es su anterior Un polaco en la corte del rey Juan Carlos— Manuel Vázquez Montalbán regresa al oficio de periodista con ambición analítica e interpretativa. Pone su mirada en el lugar indeciso del historiador de lo contemporáneo, el periodista de investigación, el narrador de fábulas realistas, el memorialista indirecto de sí mismo y los suyos y, por último, del analista y ensayista político que nunca ha dejado de ser.
    Y la complejidad de la Cuba de hoy, sobre todo vista por un español de la izquierda histórica, parece inventada para que Vázquez Montalbán se sumerja en ella cumpliendo simultáneamente con todos esos papeles. El resultado es un libro muy heterogéneo, con varios ritmos de escritura, plagado de información útil, documentado sin asfixiar al lector y siempre dominado por una lógica de fondo: explicar con ideas e imágenes, con historia y personajes, el momento actual de una antigua Revolución.
    Es verdad que es muy largo, que el detalle de los análisis o las
entrevistas reproducidas puede fatigar a ratos, pero un libro de esta naturaleza está hecho de materiales de los que casi nadie usa ya para contar el presente con solvencia y voluntad de intervención; sin inventar diálogos ni recrear escenarios o actos no vistos. Vázquez Montalbán se ha leído lo que se ha publicado sobre Cuba, la Revolución y Fidel Castro, pero además ha hablado con quienes están dentro y fuera de Cuba. Ha procurado, además, integrar en una lógica mayor los datos, pocos, que tiene la población general sobre la Cuba de hoy: desde la conveniencia estética de una mano de pintura reparadora o la angustiosa extensión de la oferta jinetera hasta el sentido de películas como Fresa y chocolate, o la disidencia de escritores exiliados como Jesús Díaz, o la perspectiva de personajes como Gutiérrez Menoyo, Carlos Fuentes y Carlos Solchaga, además de las personas, personajes y consejeros leales o desleales a la Cuba de Castro.
    También ha tensado el arco interpretativo suspendiendo varias veces un encuentro que no llegará a producirse nunca, dentro del libro, pero que lo vertebra simbólica e intencionadamente. Porque Vázquez Montalbán quiere saber cómo se hacen y por qué se hacen las nuevas revoluciones (Chiapas) después de la revolución verdadera (Cuba). Y si aquí, en España, esto suena a música de los mil demonios, allí se comen todos los demonios cuando encuentran los platos cocinados por Carvalho en la serie novelesca del autor: hasta esos signos de una literatura personal pueden convertirse en agentes involuntarios de la desmoralización
revolucionaria cuando caen en manos del Subcomandante Marcos.
Las cartas cruzadas entre el propio escritor y ese joven profesor universitario que decidió poner manos a la obra desde las montañas de Chiapas cierran esta moderna crónica política y analítica y tienen algo, otra vez, de mensaje náufrago en una botella. Y en el libro sale hasta el Papa, que estuvo allí de visita.
Más sobre Y Dios entró en La Habana:
1) Entrevista con el escritor
2) Reseña de Manuel Leguineche
3) Reseña de Margarita Rivière
4) Reseña de J.J. Navarro Arisa
5) Reseña de Ana Salado
6) Artículos de MVM sobre Cuba
| |