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Vázquez Montalbán se inspira en los Borgia para su última novela MIQUEL ALBEROLA, Valencia, EL PAÍS, 19 / 5 / 1998.
    La horquilla de los Borja es tan amplia que abarca «desde la sedicia más malvada hasta la santidad más absoluta», formuló Manuel Vicent ayer bajo el retrato del santo Francisco de Borja durante la presentación del libro en el Palacio Ducal de Gandía. Vicent, autor asimismo de la pieza teatral Borja-Borgia, definió a Vázquez Montalbán como un pop-marxista, capaz de unir con gran soltura y profundidad los Beatles con el Barça. En O César o nada, «Vázquez Montalbán toma a los Borja como capitanes de una empresa textil y a Lucrecia como un sexo que abre todas la puertas», advirtió. Vicent defendió que los Borja tuvieron muy presente el principio general de Lucky Luciano de que en cualquier negocio lo más importante era no ser el muerto, e introdujeron la modernidad en los crímenes. «Cualquier Estado se funda en un asesinato y la mitología consiste en cerrar el asesinato herméticamente en una caja», trazó Vicent, y sentenció: «Alejandro VI convirtió la caja en la famosa razón de Estado que luego pasó a limpio Maquiavelo en sus tres principios fundamentales». Novela dialéctica    Miguel Ángel, Maquiavelo, Leonardo da Vinci, el Gran Capitán o Savonarola son algunos de los personajes que desfilan por las páginas de esta obra que su autor definió como una «novela dialéctica» por el hecho de haberse decantado por el diálogo con el objeto de evitarse concesiones al historicismo como entrar a detallar la indumentaria y las costumbres del Renacimiento.     Para Vázquez Montalbán, los Borja se ven involucrados en uno de los procesos de cambio más interesantes de la historia: «El paso del feudalismo al nuevo orden europeo de las monarquías absolutas», con la aparición de sectores sociales ascendentes como la burguesía comercial.    «Ellos están a la cabeza espiritual de ese mundo, tratando de fijar los límites entre el poder temporal y el poder espiritual», expuso el autor desde el mismo trono que ocupara Francisco de Borja. En su opinión, los Borja lo llevaron a su manera, siendo crueles, violentos y promiscuos cuando tenían que serlo, y en todo caso no lo fueron en mayor o menor grado que lo era la sociedad establecida. Vázquez Montalbán atribuyó a los enemigos la leyenda negra de esta familia valenciana, aunque se mostró partidario de dejar estar los mitos como están. SALVADOR ENGUIX, Gandía, La Vanguardia, 19 / 5 / 1998.    En el Palau Ducal de Gandía, por donde anduvo el santo jesuita, Vázquez Montalbán, acompañado del también escritor Manuel Vicent, solicitó un ejercicio de comprensión histórica para justificar algunas prácticas borgianas "criticadas, a veces en exceso, por los historiadores. En un inicio fue la inseguridad —repitió el escritor—, porque llegaron a una ciudad sin Estado donde debían sobrevivir a sus múltiples enemigos".     Por ello la familia Borja, cuyo currículo ha despertado recientemente el interés de muchos autores, es, a juicio de Vázquez Montalbán, "un ejemplo de la tentación de cambiar y de los intentos de reprimirlo". Se refería al momento histórico que tuvieron que protagonizar los miembros de una familia ante el fin del feudalismo y el inicio de los estados modernos.     "Ellos estuvieron a la cabeza espiritual de su tiempo, quisieron avanzar hacia la modernidad; pero la historia enseña que todos los intentos por avanzar han sufrido siempre la oposición conservadora." Los Borja, en este caso, fueron ese intento por dirigir el poder hacia dicha modernidad, venenos y asesinatos incluídos.     En su novela, "donde los hechos son hechos, las figuras son lo que son y la época es la que es", la acción cobra fuerza a través de los diálogos, según resalta el autor. Por ellos se presenta a todos los puntales de esta revisada saga: Alejandro VI, "la cabeza pensante de la familia"; César, "el espíritu creador"; Lucrecia, "la mujer instrumentalizada para alcanzar obejetivos"; y Francesc de Borja, "el hombre que renunció a la leyenda, líder de la contrareforma y promotor del concilio de Trento". Junto a ellos, la obra introduce también a algunos de los contemporáneos como Maquiavelo, Leonardo, Miguel Ángel y Savonarola. Nuestros asesinosLa novela es el final no esperado de la investigación que hace tres años inició este escritor para realizar una serie de televisión,propiciada por el editor Eliseu Climent, sobre los Borja. Tras fracasar el proyecto, todo el trabajo realizado sirvió de embrión para la obra que se presentó ayer. Tanto Vázquez Motalbán como Manuel Vicent coincidieron en argumentar que ellos prefieren los mitos tal como son, "pero también es cierto —señaló Vicent— que sobre los Borja existe también el impulso de la la desmitificación positiva". El autor de "Tranvía a la Malvarrosa" resumió esta idea recordando una frase del ensayista Joan Fuster: "En aquel tiempo todos eran asesinos, pero los nuestros eran mejores".de Carvalho que las consideradas serias» XAVIER MORET, Barcelona, EL PAÍS, 26 / 5 / 1998.Manuel Vázquez Montalbán acaba de publicar tres nuevos libros: la novela O César o nada (Planeta), basada en los Borgia; el ensayo La literatura en la construcción de la ciudad democrática (Crítica) y la reedición de Crónica sentimental de España, un clásico publicado por primera vez en Triunfo en 1969. «En O César o nada he procurado basarme en hechos reales», explica, «pero sin caer en la reconstrucción de la época que caracteriza las novelas históricas».
La vida de los Borgia, la familia de valencianos que llegó a ser clave en la Roma papal, la ha abordado Vázquez Montalbán desde el punto de vista de «un debate sobre las ideas» en el que participan Maquiavelo, Savonarola, Leonardo da Vinci y otros personajes de la época. «Son unos años fascinantes», comenta, «en los que está en crisis la estructura de poder y en los que acaba el poder feudal y emerge la nación Estado». Vázquez Montalbán ve paralelismos con la actualidad en la novela sobre los Borgia. «En aquella época había una reordenación internacional y de la jerarquía de poder contra el feudalismo», dice. «En Italia, las ciudades Estado disputaban el poder frente a las nuevas monarquías de la nación Estado. Hoy asistimos al final del papel de la nación Estado. La época, por tanto, tiene cierto paralelismo con la actual y la sensación de que la gente está desprotegida, entregada a las leyes del mercado, fortalece el papel de tribu, de mafia. De hecho, los Borgia no son otra cosa que una familia mafiosa que sobrevive entre otras familias mafiosas». En su libro de ensayos La literatura en la construcción de la ciudad democrática, Manuel Vázquez Montalbán ha vertido lo que él califica como «una carga de profundidad contra el papel de la crítica, sobre todo contra el mercado de la crítica». «Antes», subraya, «las teorías críticas duraban 50 años; hoy, apenas nada». En su ensayo, Vázquez Montalbán intenta situar la literatura en su vínculo con la historia, centrándose en su contribución a la construcción de la ciudad socialista en primer lugar y después en la de la sociedad democrática en los años del franquismo. «Es evidente que la literatura tiene una lógica interna», explica Vázquez Montalbán, «pero es inevitable que se relacione con la historia. A lo largo de los años ha servido para construir imaginarios de ciudades democráticas. Vázquez Montalbán, que revisa en este ensayo su propia literatura, se muestra escéptico respecto al papel de la crítica actual. «Los críticos que decían 'hay que leer esto', ya no valen», afirma. «Y si no son así, los hay de dos tipos: el informador erudito que se dedica a reunir datos, y el que se instala en la arbitrariedad. A este último se le puede perdonar si es genial, pero tiene que demostrarlo. Si no lo hace, es un imbécil. Éste es el drama». Al contemplar su propia obra narrativa, Vázquez Montalbán distingue dos tipos de novelas: «Las libres, en las que me permito experimentar, y las de Carvalho, que siempre escribo con Carvalho al lado». «Tras unos años en los que la muerte de la novela se daba como cierta», precisa, «descubrí el placer de volver a contar historias. Puede que parezca fácil, pero es mucho más difícil que escribir novelas en las que te lo puedes permitir todo: doble punto de vista y otros alardes técnicos... Es curioso que a mí me cuesta más esfuerzo escribir los carvalho que los libros por los que me han dado premios, los considerados serios, literatura con mayúsculas». Al contemplar la nueva edición de Crónica sentimental de España, con prólogo de Eduardo Haro Tecglen, Vázquez Montalbán recuerda que salió en Triunfo en 1969 y que se publicó por primera vez en libro en 1971, en Lumen. Tras insistir en el papel de la revista Triunfo en la construcción de la sociedad democrática española, señala el autor: «Si hiciéramos la prueba del carbono 14, saldría claramente que artículos como aquéllos sólo podían escribirse en la España de los sesenta. Son la prueba de que se escribía al límite, jugando en contra de todos los valores establecidos». Más sobre O César o nada: Más sobre La literatura en la construcción de la ciudad democrática: |