Este año, como siempre,
hubo para todos los gustos. Desde celebrar los 25 años de Pepe Carvalho,
de la mano de su tutor Manuel Vázquez Montalbán (quien no
sólo firmó libros sino que participó en animados debates
y en una cena pantagruélica), hasta discutir sobre la existencia
o no de Latinoamérica (con, entre otros, Taibo II, el chileno Luis
Sepúlveda y el cubano Jesús Díaz). La ciencia ficción
tuvo también su espacio, y de ella hablaron esta vez, Javier Negrete,
Pilar Pedraza, Elía Barceló y Angel de la Calle. Este año,
además, la Semana albergó un importante encuentro de fotoperiodismo,
coordinado por Javier Bailuz (Premio Pullitzer 95), y que contó
con la presencia de maestros - acompañados de sus mejores fotos
- de la talla de Edie Adams (histórico fotógrafo de guerras
que ganó popularidad retratando, en Vietnam, la escena en que un
general sudvietnamita asesinaba de un tiro en la cabeza a un civil norvietnamita),
Eli Reed (uno de los mejores fotoreporteros de la realidad de la sufriente
y rebelde América negra), Sally Stapleton, Bill Epriddge, Ivo Saglietti,
y muchos de los mejores trabajos de Sebastiao Salgado dedicados a los Sin
Tierra, de Brasil.
Capítulo especial de esta Semana fueron los homenajes brindados - maratón vespertina incluída - a la lucha del pueblo saharaui. Instalados en pleno centro del recinto gijonés, mujeres y hombres del Frente Polisario, informaron a los concurrentes - desde una gigantesca jaima con té verde incluído - sobre el estado de la difícil batalla que libran los saharauis por lograr la independencia para su territorio, hoy ocupado por el invasor marroquí, con la complicidad de buena parte de los países europeos. Musicalmente hablando, se subieron al escenario "semanero", el aragonés Juan Antonio Labordeta, los cubanos de "NG la Banda", los chicos de "Módena City Ramblers" - brillantes en la fusión folk ítalo-irlandesa - o el rock con reminiscencias árabes de "Radio Tarifa". Como todo Encuentro que se precie, la Semana también repartió premios, y entre ellos, vale destacar el "Rodolfo Walsh 1997", para Raúl Guerra Garrido, por "Tantos inocentes", y el "Hammet 97", para Juan Hernández Luna, por "Tabaco para el puma" y Javier Azpeitia, por "Hipnósis". |
La semana alternativa.-
A la vez que se realizaba la "sección oficial" la Semana Negra contenía
también otra cara, quizás menos propagandizada pero igual
de valiosa que la otra. Entre ellos, cabe destacar l@s solidari@s con los
insumisos asturianos, quienes levantaron un colorido muñeco recordatorio
(con la típica vestimenta carcelaria) y exigieron firmas por la
libertad de sus compañeros presos. O las charlas y debates que se
armaron en el "Rincón Cubano" (sobre la problemática de Chiapas,
los intríngulis de la tan manoseada "cooperación", o la vigencia
del Che). Y también, los animados encuentros auspiciados por Radio
Kras (desde la presentación del libro de Taibo II "Ernesto Che
Guevara, también conocido como el Che", con la presencia del
autor y del escritor Luis Sepúlveda, hasta la mesa redonda sobre
el aborto, o el debate sobre el MRTA y la guerrilla contra Fujimori, que
contó con la palabra de Felicitas Cartolini, madre de Néstor
Cerpa Cartolini, recientemente asesinado en Lima).
También se habló sobre la situación de Colombia (en la carpa del Café Gijón), se evocó al Che a través de una rueda de prensa del mítico guerrillero boliviano Chato Peredo (ver aparte), se homenajeó al minero y guerrillero asturiano José Mata Castro y al sacerdote combatiente en la insurrección sandinista, Gaspar García Laviana ("Comandante Martín"), hubo fiesta cubana organizada por el comité asturiano que participaría en el Festival de la Juventud, un gigantesco mural para pintar dibujos, grafitis o consignas con total libertad, y hasta una bulliciosa manifestación de quienes reclaman institucionalizar de una vez por todas la postergada lengua asturiana. Y en una de las salidas de los invitados de la Semana, se viajó hasta Oviedo para saludar "in situ" la lucha de los trabajadores de Duro Felguera, que llevan más de 200 días ocupando la Catedral en reclamo por su fuente de trabajo. Organizada por todo lo alto - desde la infraestructura global hasta detalles como la edición de un diario ("A Quemarropa") que aparece puntualmente todos los días que dura el evento - la "Semana Negra" no descuida el detalle de que todo lo que se realiza en su ámbito siga teniendo un aspecto de necesaria informalidad. Eso es lo que más agradece el público que por decenas de miles invaden el lugar todos los años. (desde Resumen latinoamericano, n. 31, Septiembre-Octubre 1997) |