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LamanaMANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁNEL PAÍS, 28 / 9 / 1998.La película Los años bárbaros es una de las pocas incursiones en el filón argumental de la resistencia antifranquista, sin duda filón que convoca atracción y rechazo según se hiciera algo o no se hiciera nada contra Franco cuando ya era Franco, Franco, Franco. La peripecia vivida por los dos jóvenes refugiados del batallón de trabajadores presos políticos del Valle de los Caídos, Manuel Lamana y Nicolás Sánchez Albornoz, fue novelada por una de las dos jóvenes, entonces, norteamericanas que les ayudaron en la fuga, Barbara Probst Salomon. La otra muchacha, Bárbara Mailer, es hermana de Norman, y fue estratega de la fuga otro hermano de hermano ilustre, Paco Benet. Hasta aquí el resumen de la situación. A partir de aquí un arrebato de melancolía porque uno de los protagonistas de la fuga, Manuel Lamana, es un novelista español que mereció ser censado por Eugenio de Nora, pero cuya obra es imperfectamente desconocida en España. Autor de Los inocentes, de Otros hombres y de la inédita Diario a dos voces, Lamana pertenece a la promoción de los Aldecoa, Sánchez Ferlosio, Juan Goytisolo, García Hortelano, aunque se hiciera escritor en su país de exilio, Argentina, y después de su fuga viviera una historia personal y política más marcada por el tenebrismo argentino que por el español. No sé si la palabra inadmisible es excesiva, pero resulta difícilmente admisible que las novelas de Lamana no sean republicadas y reasumidas por la sociedad literaria española y editada la inédita, como ejercicio de recuperación de un escritor que nos faltaba para entender la travesía del desierto de los años cuarenta y cincuenta. Trato de sobreponerme a la decepción causada por la cantidad de veces que he tenido que dar la filiación no ya de Lamana, sino de Eugenio de Nora y de sus imprescindibles estudios sobre la novela española contemporánea. Y eso que Lamana, como se ha demostrado, era de película. |