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Dos simios en la selva de ChiapasEDUARDO HARO TECGLEN*EL PAÍS, Babelia, 15 / 1 / 2000No creo que Manuel Vázquez Montalbán haya escrito en su vida una sola línea que se pueda considerar inocente. Ni los poemas, ni las canciones que citaba Guillermina Mota, ni las novelas del querido Carvalho. No son inocentes: está en una lucha política. Ni son inocentes de periodismo en el sentido de un apego directo a la realidad, de una investigación de sucesos y personajes. Franco, Pasionaria o Galíndez, Fidel Castro; y sus circunstancias históricas. Ahora el personaje es el subcomandaate Marcos en un "reportaje cultural crítico", que dice la editorial en su contraportada, o "panfleto", como dice el autor. Con mayúscula, Autor, se nombra a sí mismo, en versales y con dos puntos detrás, en el largo diálogo con su personaje: que también es culto y crítico, y algo humorista, y cuidadoso lector de clásicos y contemporáneos. Lector asiduo de Vázquez Montalbán, le invitó a visitarle en su jungla: en su revolución, porque el Autor está seguro de que se trata de una revolución, aun en tiempos contrarrevolucionarios y fríos. Revolución contra la "globalización salvaje" o contra "la reconversión liberal". El libro: la correspondencia, su análisis; un largo ensayo sobre la revolución en sí y sobre América Latina, cuajado de citas y de referencias filosóficas y doctrinales; el viaje, la entrevista. Son dos pensadores los que hablan de la actualidad y del pasado inmediato de la izquierda, quizá del porvenir; dos tipos cultos, uno de ellos con sus armas y sus hombres, y el otro con lo que llamaremos metafóricamente su pluma. Tras esta conversación, y tras otra con el estudioso Bellinghausen, incluye un diccionario. Imprescindible. Abarca desde algunos términos sin los cuales podría haber una cierta oscuridad en la conversación directa a documentos concretos, a datos y a nombres. No creo que sea un libro popular, y hace falta uno sobre esa revolución. La cuestión de Chiapas está envenenada por sus enemigos directos, y también por una izquierda que no solamente se ha salido de sus compromisos históricos, sino que niega que los demás puedan tenerlos y hasta que sean necesarios. Vázquez se considera un conservador porque tiene las mismas ideas, fijas, desde que cumplió los 50 años (ha cumplido ahora 60); lo habitual es que sea el hombre de derechas quien tenga las ideas fijas desde antes de nacer, y el hombre de izquierdas el que siguiendo la motilidad propia del pensamiento libre las vaya variando a medida que las circunstancias le obligan a que su pensamiento deje de ser libre. En España es habitual que la izquierda utilice esa mutabilidad para asimilarse al centro de mando, mediante una serie de pensamientos complejos para los cuales la palabra traición queda totalmente inutilizada contra ellos. Digo que no creo que el libro de Manuel Vázquez Montalbán sea popular porque está en un pensamiento culto y abrumador de citas y de datos, que pueden hacer difícil su lectura. Va mucho más allá del panfleto que querría ser; palabra que él mismo utilizó en uno de sus títulos históricos, Panfleto desde el planeta de los simios (1994: o sea, dentro del decenio de su conservadurismo) y del que éste parece una demostración: la realidad imita el pensamiento. * Eduardo Haro Tecglen es periodista y opinion maker. Es el candidato de Vázquez Montalbán a presidir la IIIª República Española. |