M.V.M.

Creado el
20/3/99.


Más cosas sobre Vázquez Montalbán y Chiapas.


Chiapas

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

EL PAÍS, 12 / 1 / 1998.


Conocida práctica del poder ha sido instigar un factor de desorden para luego, en nombre del orden, machacar las disidencias. Sin disculpar la miserable barbarie integrista argelina, al propio Gobierno de Argel hay que pedirle cuentas por la cantidad de supuestos actos terroristas, en realidad paraterrorismo de Estado, justificativo de la represión. Atención a Chiapas. Allí está ocurriendo lo mismo. La matanza de indígenas a cargo de matarifes paragubernamentales ha justificado el avance del Ejército y una operación de acoso a los zapatistas, ese molesto ruido revolucionario que se interpuso en el mensaje fin de historia perpetrado por el ex presidente Salinas y Estados Unidos. Atención a Chiapas porque allí se está jugando el sentido ético de este fin de milenio, como un referente simbólico, como un imaginario, si se quiere, de la esperanza como virtud laica.

Escribía Kalfon en su estudio sobre Che Guevara que, así como el argentino-cubano fue el prototipo del héroe revolucionario oculto, el vicecomandante Marcos es el ejemplo del revolucionario mediático que consigue un respaldo universal mediante un mensaje tan cargado de verdad que es incontestable, como si el viejo sueño de los ilustrados, la verdad como evidencia, se hubiera cumplido. Los escritos de Marcos, Yo, Marcos, y Cuentos para una soledad desvelada, revelan un espíritu contemporáneo que no representa ni al posmarxismo, ni al postercermundismo, ni a una supuesta posmodernidad de izquierdas. Representa el resultado de haber vuelto a mirar cara a cara el desorden del mundo en busca de sus causas, de su inventario y del papel del ser humano para ordenar el caos del capitalismo salvaje. No se trata de auspiciar guerrillas lejos de nuestras casas. Se trata de reconocer el derecho a luchar por la justicia según las condiciones creadas por los injustos.


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