M.V.M.

Creado el
13/10/1999.


Entrevista sobre Hemingway con Camilo José Cela


Las campanas doblan por Ernest Hemingway

Capítulo V: Entrevista con Myriam Sumbulovich

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

Solidaridad Nacional, 11 / 7 / 1961*


Myriam Sumbulovich, señora de Nadelreich, nos abandonó hace unos años para ser eso, señora de Nadelreich. La esperanzadora promesa de escritora en lengua castellana que era Myriam Sumbulovich, se ha convertido en una auténtica realidad en lengua italiana. Pintora, poetisa, narradora, señora de su casa, M. Sumbulovich aún tiene tiempo de traducir las obras de Hemingway al italiano y decirme...
    —La moderna literatura italiana no se explica sin la influencia de Hemingway. César de Palese [sic] era un extraordinario traductor de Hemingway. Pratolini, Vittorini, Levi, casi todos muestran el impacto del realismo norteamericano.
    Una opinión de Myriam Sumbulovich en esta encuesta puede representar a la «juventud más joven» que dijera nuestro gran poeta, en su juicio valorativo de la obra de Hemingway.
    —Creo que llegó al objetivismo por el camino del naturalismo y de la naturalidad..., que no es lo mismo. Hereda toda una tradición narrativa europea y todo un mundo de duras realidades y de hondas contradicciones humanas y sociales: el mundo norteamericano. Fue un auténtico testigo de la realidad, sin que en ningún momento se propusiera hacer testimonio.
    Myriam Sumbulovich encierra los ojos y busca un recóndito pensamiento que parece escapársele...
    —Le creo un autor muy de juventud, es decir, puede gustar a un público joven de hoy día, pero no puede llenarle del todo... El joven de hoy, que lee libros, tiene más espíritu crítico sobre la conducta humana que el que resiste Ernest Hemingway.
    —Y traducir las obras de Hemingway —prosigue Myriam— es dificilísimo. Con los escritores retóricos tienes la dificultad de penetrar en un lenguaje personalísimo y hermético... Los fallos están justificados, como están justificadas las "interpretaciones". Pero Hemingway tiene un lenguaje sencillísimo, y además de una personalidad poética impresionante... Has de ceñirte al espíritu mismo de la palabra y por si fuera poco respetar un ritmo nada académico, personal como su propio respirar de torso enorme.
    Pero a Myriam le gusta Hemingway, como traductora, como escritora y como simple degustadora de libros.
    —Cada vez más gustará Hemingway como hecho literario que como hecho en relación a un momento histórico. De «Adiós a las armas» interesa la impresión humana directa, no el correlato objetivo. Igual sucede «¿Por quién doblan las campanas?». Acierta cuando capta el personaje o la situación humana, no cuando razona sobre unas circunstancias... En este sentido son más dignas de crédito novelas como las de Gironella o Arturo Barea.

    —¿Qué puede enseñar Hemingway a los nuevos escritores?
    —Sencillez expositiva, facilidad de establecer una conversación expresiva con el lector... También nos puede enseñar sentido de la responsabilidad, precisamente porque él no se advierte excesivamente. Hemingway plantea, como ningún otro escritor, el problema de la relación entre vida y literatura de creación... Yo me inclino por la solución de que es un caso muy especial. Pero no dejo de reconocer que es una solución muy cómoda.
    A Myriam le gusta «Al otro lado de del río, entre los árboles», relatos sueltos, «El viejo y el mar», «Adiós a las armas»...
    —Su última novela, «Verano sangriento», es un fracaso. Vamos, eso creo.

Hemingway en U.S.A.

    Myriam Sumbulovich estudió durante un año en la Universidad americana de Owosso. Le pregunto por el clima cultural del estudiantado norteamericano y su relación con Hemingway...
    —Con decirte que casi todos mis compañeros desconocían por ejemplo quién era Arthur Miller..., te lo he dicho todo.
    —También sería curioso que preguntaras al universitario medio español quién es Buero Vallejo...
    —Sí, pero allí hay unas condiciones materiales para el desarrollo cultural extraordinarias...
    —¿Era igualmente desconocido Hemingway?
    —No. Pero se le recordaba, sobre todo, por su pose publicitaria, por su empeño en escapar del abismo del «old man», por su faceta vitalista.
    Italia, me informa, es un país donde de tanto en tanto llegan los novelistas norteamericanos a disfrutar de unas estupendas vacaciones ventajosamente «dolareadas». Truman Capote llegó a Capri hace años y allí sigue...
    —El crédito de Hemingway en Italia es extraordinario, aunque últimamente Faulkner se está introduciendo. Hemingway llegó de la mano de los novelistas comprometidos de la postguerra: Pavese, Pratolini, Vittorini... y se mantiene mientras se mantengan éstos.
    Piensa un instante y concluye...
    —Mira. Creo que la propaganda ha influido en la nombradía de Hemingway, pero no en su auténtico valor... Pese a la propaganda, el auténtico valor de Hemingway es eso, auténtico.
    Ni más ni menos.
* Tras la muerte de Hemingway, Vázquez Montalbán le dedicó seis reportajes en la Solidaridad Nacional, el diario falangista de Barcelona. Myriam Sumbulovich, que entonces no era traductora de Hemingway, señala que nunca concedió la presente entrevista, pero que Vázquez Montalbán le pidió permiso para utilizar su nombre como fuente de lo que él quisiera decir sobre el escritor norteamericano.
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