M.V.M.

Creado el
29/1/1999.


Más cosas sobre Vázquez Montalbán y Cuba.


España-Cuba: 'Happy end' 98

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

Interviú, 1 / 1 / 1999


El espectacular arreglo de las relaciones entre el Gobierno español y Fidel Castro cierra el espíritu del centenario del 98, que empezó con una denuncia de Castro contra la conquista española y el exterminio de los Caribes autóctonos. Recuerdo que en enero de 1998 yo estaba en La Habana contemplando la llegada del Papa y elaborando mi libro Y Dios entró en La Habana. Las relaciones entre Castro y el Gobierno de Aznar podían resumirse en el comentario despectivo que Castro había dedicado a Aznar. "Ese caballerito está agradeciendo las ayudas recibidas de Mas Canosa". Fidel culminaba así la serie de desencuentros con el nuevo jefe del Gobierno español, José Maria Aznar, que se le atravesó en el galillo desde la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la comunidad iberoamericana, cuando le propuso cambiar de corbata, porque la de Fidel, amarilla, era horrorosa en opinión de Aznar, y en cambio la del caballerito era azul Versace y aún se permitió comentar el español que había perdido en el cambio. Y por asociación de ideas o palabras, Aznar vuelve a presionar públicamente a Castro para que cambie, y si quiere mejorar las relaciones con España: que mueva ficha. Aznar es el que mueve ficha e impone al Ministerio de Asuntos Exteriores el cese del embajador en La Habana y el nombramiento de uno nuevo que se preste a realizar una política dura. Nombrado pero no nato, Coderch de Planas no llega a tomar posesión de su sede en La Habana porque antes de partir proclama que va a fortalecer los lazos con la disidencia, desliz o provocación que Fidel se toma como provocación, le gustan las provocaciones, y responde minimizando a "ese caballerito", que endurece su política con Cuba para hacer méritos en Miami, donde cuando sólo era el jefe de la oposición a Felipe González ya lo recibía Mas Canosa como si fuera Clinton y le ponían aviones privados a su disposición para regalarle la estatura de un estadista.
    El empresariado español inversor en Cuba no comprendia la política de Aznar, que dejaba un hueco para inversiones de otros países. El empresariado estaba más cerca de las razones de Castro que de las de Aznar y Fidel aprovechaba todos los encuentros con empresarios españoles para lamentar los problemas que está creando la política exterior de su Gobierno. Los empresarios le daban la razón, hablaban de la segunda pérdida española de Cuba y comprobaban, entre irritados y perplejos, que en la Feria Internacional de Comercio en La Habana, con la presencia de 450 firmas españolas, no había representación oficial de España, en contraste con las delegaciones de las naciones europeas.
    "Los intereses creados económicos están de nuestro lado", opinaban los expertos del Ministerio de Asuntos Exteriores ante un Robaina que luego utilizará los argumentos en público y en privado: de las 650 firmas extranjeras acreditadas en Cuba, 180 son españolas y las solicitudes para invertir aumentan día a día, sobre todo de grupos hoteleros en busca de la oferta turística de los cayos casi vírgenes, mientras algunos hoteles de inversión española se convierten en centros de irradiación de la vida social de La Habana, especialmente el Habana Libre y el Cohiba Meliá. Los grupos ultras de Miami denuncian las inversiones españolas, diagnostican un final infeliz y de momento cometen actos de terrorismo contra algunas instalaciones turísticas, el más importante el ametrallamiento del Meliá Varadero. Pero una veintena de universidades españolas firman acuerdos de colaboración con Cuba y hay una importantísima asistencia solidaria española, principalmente de ayuntamientos con gobiernos de izquierdas o asociaciones especialmente organizadas para ayudar a los cubanos, para ayudar a una revolución que miles de españoles consideran como suya, una revolución adoptada, sustituta de la que no consiguieron hacer en su propia tierra.
    La escalada conflictiva se ultima con la presentación en Madrid de la Fundación Hispano Cubana, con un estreno muy ruidoso entre un gran despliegue de medios informativos: el empresario Mas Canosa y políticos del PP organizan en Madrid un lobby anticastrista, dicen los cables, y allí estan posando para la posteridad los padrinos de la fundación: Recarte, Gortázar, Vargas Llosa, Montaner y Mas Canosa En carne y hueso, los padrinos de la operación tuvieron que avanzar bajo una lluvia de huevos y tomates lanzados por grupos procastristas y el escándalo ya no les abandonaría hasta que la fundación se desmaseonizó y acabó siendo un club de opinión y de acción solidaria con los disidentes cubanos. "Estos españoles no han abandonado la arrogancia colonial", repetía Castro una y otra vez. Ahora todo ha cambiado y el PP y Castro se dan el pico. ¿Milagro pontificio? En absoluto. Mas Canosa ha muerto y los empresarios españoles han impuesto sus razones. No quieren quedar al margen del reparto de la túnica sagrada.


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