M.V.M.


Más cosas sobre MVM y Chiapas.


Marcos: el señor de los espejos

Vespito.net

13/1/2000


PortadaVázquez Montalbán anunció este libro en su entrevista con el subcomandante Marcos del pasado febrero. Volvió a hablar de él, anunciando su título, en su viaje a México, donde presentó Y Dios entró en la Habana, el pasado mes de abril. En esa ocasión declaró: «Cuba ha exportado idealismo y se ha perdido una respuesta: ¿qué hacer con la Revolución? Por eso estamos ante un momento excepcional de reflexión acerca de ese pasado. Lewis Carroll en su libro Alicia en el país de las Maravillas señaló que las palabras tienen dueño. Pero si tienen un mal uso fracasan. Hay que tratar de reconstruir el sentido del comunismo, socialismo y democracia, que han sido mal usadas por sus dueños.»

    El pasado mes de noviembre el libro salió a la venta. No se trata de una biografía, sino de un ensayo que parte de la problemática en Chiapas y extiende sus reflexiones para explicar lo que el escritor siempre dice, que el EZLN es «un ruido en el canal de comunicación del pensamiento único».

    A lo largo del libro Vázquez Montalbán nos ofrece una mirada muy completa sobre todo lo que pasa en Chiapas , y lo hace leyendo con nosotros la bibliografía existente y consultando las hemerotecas. Y en este recorrido, entra en debate con quienes han escrito dichos libros o artículos.

    La figura de Marcos es central, y a él se dedican no sólo los dos capítulos de las entrevistas que mantuvieron ambos en la Selva Lacandona en febrero de 1999, sino muchas reflexiones sobre su personalidad y su vida. De las entrevistas que mantuvieron ya han salido en prensa algunas anticipaciones, disponibles en esta web, pero, incluso a ese nivel, el libro tiene el valor añadido de ofrecerlas íntegras e intercaladas por las observaciones a posteriori de Vázquez Montalbán y por su narración del viaje que le llevó ante el subcomandante, y hasta de cuando Marcos canta susurrante, en un claro de la foresta Lacandona, sentado a una mesa improvisada para la entresvista, La vida es una tómbola de Marisol, demostrando un conocimiento sorprendente de la cultura popular española. Pero dicha canción es la telonera de una entrevista que Marcos le hace a Vázquez Montalbán, sorprendido por el cambio de papeles, sobre el compromiso del artista. Y allí se habla de Serrat, de Sabina, de Manu Chao. Pero Marcos no se queda ahí y le pregunta a su entrevistador cómo juzga el zapatismo.
Un extracto de la respuesta: «Tal vez os juzgue desde la pos-posmodernidad... Hay una necesidad actual de retorno a una nueva idea de modernidad, es decir, nueva idea de progreso, nueva idea de una manera de hacer política. En ese sentido vosotros sois algo así como la resultante de esa insatisfacción y el comprobante de que se pueden hacer las cosas de otra manera... Si lo que habéis hecho vosotros de poner en cuestión éticamente la sociedad mexicana y a la sociedad y el capitalismo, lo hubiera hecho un congreso de jóvenes filósofos, hubiera sido una anécdota cultural más. Que lo haya hecho un movimiento armado que renuncia a la victoria armada, y que recurre a la palabra, a la discusión, a la persuasión y al mensaje, eso ha sido una prueba misma de que la historia no se ha parado. En ese sentido legitimaba la única frase progresista que dijo [Octavio] Paz en los últimos años de su vida. Cuando se cayó el Muro de Berlín dijo: “Algunas respuestas han fracasado, pero siguen planteadas las preguntas”...».

    El encuentro entre Vázquez Montalbán y Marcos es eso, un encuentro, no una entrevista: ambos discuten, preguntan y contestan, debaten. Incluso si se contasen las palabras dichas por los dos, probablemente Vázquez Montalbán saldría ganando.

    Lo mismo se puede decir de la entrevista que el escritor mantiene con Hermann Bellinghausen, director del suplemento Ojarasca del diario La Jornada, el único junto a la revista Proceso que desde el primer momento ha apoyado al zapatismo. Y en ambas entrevistas se habla no sólo de la problemática chiapenca, ni se limita la conversación al ámbito mexicano, sino que se extiende, sobre todo con Marcos, a la situación mundial, encarándola desde múltiples puntos de vista.

    La diferencia sustancial entre este ensayo y el anterior Y Dios entró en La Habana, del que sin duda es hijo, entre otras razones por ser un libro de encuentros, es que esta vez Vázquez Montalbán no ha escuchado a los dos bandos. Esta vez él toma partido, y lo hace a favor del zapatismo, no de los terroristas, sino del ruido en el canal de comunicación del pensamiento único. Y el poder, el PRI, los medios de comunicación homologados, los desacredita con argumentos rápidos y contundentes.

    Lo que se echa en falta en tan completo libro es un análisis sobre Internet. Es una lástima que quien tanto ha escrito sobre medios de comunicación, Vázquez Montalbán, y quien tanto utiliza Internet para difundir sus ideas, Marcos, no se paren a discutir sobre la potencia de este nuevo medio.

    En su viaje a Chiapas, Vázquez Montalbán estuvo acompañado por Guiomar Rovira, periodista española y mujer de Jesús Ramírez, corresponsal en México de Reuter. De Guiomar son las fotos del escritor con Marcos que han aparecido en la prensa (a menudo —es indecente— sin créditos), así como las de la portada y contraportada del libro, una filmación incluso de los momentos en que Vázquez Montalbán se caía del caballo que le llevó hasta Marcos y de vuelta al acampamento, y suyo y de su marido es también el excelente glosario que cierra el libro, un arma muy útil para no perderse leyendo lo escrito por Don Manolo, a quien la cabeza le va a menudo más rápida que al lector medio.


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