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Los socialistas
La joventud, la modernidad, el apoyo internacional, la preparación a través de encuestas de mercado de la campaña electoral y el esfuerzo por reunir a fuerzas afines, consiguen hacer del PSOE el segundo partido más votado del país.
 Felipe González y Alfonso Guerra |
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es el que va a recoger el masivo voto de izquierdas. Tras la muerte de Franco consigue dar una imagen de juventud, de dinamismo, de capacidad de organización, de aceptación internacional, que hace que la mayoría de la población acabe identificándolo con la oposición al régimen. Del 5 al 7 de diciembre de 1976, antes de la legalización, el PSOE organiza su primer congreso tras la muerte del dictador, el primero en España tras 32 años, el XXVII Congreso del partido, reuniendo en Madrid a personajes de la talla de Willy Brandt, presidente de la Internacional Socialista, Olof Palme, Primer Ministro de Suecia, Bruno Kreisky, Primer Ministro de Austria, Anker Joergeson, Primer Ministro de Dinamarca, el aplaudidísimo líder socialista chileno Carlos Altamirano, el italiano Pietro Nenni. Todos ellos han llegado para legitimar como secretario general de los socialistas españoles a Felipe González, que encabeza el partido junto a Alfonso Guerra desde el anterior Congreso de Suresnes, en el que la vieja guardia de Ramón Llopis les ha cedido el paso, no sin algún trauma.
    La retórica utilizada en el 27º Congreso es extraordinaria:
- Altamirano propone unir los esfuerzos de comunistas y socialistas para construir un bloque anticapitalista de clase,
- se usan positivamente palabras como marxismo y República,
- se rechaza cualquier posible acomodo con el capitalismo,
- se renueva la voluntad de mantener una escuela pública única,
- se propone administrar la justicia mediante tribunales populares elegidos por los ciudadanos,
- se quiere implantar en España un modelo nuevo no implantado en ningún país.
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